Autorretrato en estado de archivo
Marcello Mercado
Autorretrato en estado de archivo
2025
Esta serie de autorretratos en blanco y negro está formada por escaneos tridimensionales de la cabeza del propio artista. Cada imagen ha sido reconstruida digitalmente mediante algoritmos de inteligencia artificial y tratada con técnicas visuales que oscilan entre la precisión anatómica y la descomposición posdigital. Lejos de reproducir la identidad del rostro, las imágenes operan como residuos técnicos: fragmentos descartados del proceso de escaneo que, al reconfigurarse visualmente, constituyen una nueva forma de autorrepresentación.
La secuencia se sitúa en una genealogía discontinua del autorretrato, que se aleja del gesto afirmativo del yo para explorar zonas de pérdida, desmontaje y reconfiguración corporal. En esta operación, el autorretrato no se presenta como una imagen acabada, sino como un archivo en proceso, donde los errores de escaneo, las oquedades, los pliegues y las superposiciones sustituyen toda búsqueda de integridad visual.
Lejos del canon pictórico del autorretrato clásico, en el que el cuerpo y el rostro eran soporte de identidad, memoria o introspección, estas imágenes exploran un régimen técnico en el que el yo se presenta como dato, como superficie erosionada por operaciones de captura y recomposición. El rostro ya no es el lugar donde se concentra la subjetividad, sino un territorio intervenido, escindido y vuelto a ensamblar desde los residuos de su propia digitalización.
Desde esta perspectiva, la obra dialoga con los desarrollos contemporáneos del autorretrato en la era de los nuevos medios. La relación entre el cuerpo y la imagen ya no responde a una lógica representacional, sino a una tensión entre lo visible y lo procesable. El autor no se retrata, sino que se deja atravesar por sistemas de visión artificial, de reconstrucción volumétrica y de errores de interpretación algorítmica. La identidad no se muestra, sino que se descompone, se pliega y se desintegra en fragmentos legibles e ilegibles.
Así, la serie se inscribe en un paisaje donde la fotografía, la animación y los lenguajes derivados del escaneo técnico ya no son herramientas miméticas, sino dispositivos críticos. La obra se vincula con debates actuales sobre el cuerpo como interfaz, el archivo como forma visual y la erosión de las categorías clásicas de autor, rostro e identidad. Resuenan aquí las exploraciones de la arqueología de los medios, las políticas de la piel, las economías visuales del error y la opacidad como forma de resistencia.